El proceso de coagulación sanguínea es un fenómeno complejo que tiene como objetivo solidificar la sangre líquida. La producción de coágulos de sangre impide la hemorragia. Para medir la coagulación sanguínea, se utiliza en primer lugar, la tasa de protrombina (TP) que mide el tiempo de coagulación de un plasma sanguíneo citratado en presencia de tromboplastina cálcica.
En segundo lugar, la prueba del tiempo de tromboplastina activada (TPT) mide el tiempo de coagulación de un plasma sanguíneo recalcificado en presencia de tromboplastina y de un activador de partículas.